El jueves 14 de septiembre, en el hall del edificio institucional, más de 150 colaboradores participaron en el almuerzo de MIDE UC para dar inicio a la celebración de Fiestas Patrias, que tuvo como tema central los 100 años del natalicio de Violeta Parra.
La actividad comenzó con las palabras de bienvenida de nuestra directora ejecutiva, Paulina Flotts, quien agradeció la asistencia de los invitados y presentó al grupo musical conformado por miembros del área de Desarrollo de Pruebas y Docentemás, destacando el poema de Mariella Argüelles entremedio de las canciones.
Posteriormente, y como ya es costumbre, la actividad se desarrolló en un ambiente de camaradería, en que los asistentes pudieron degustar comida típica como empanadas, anticuchos, choripanes, dulces chilenos y mote con huesillos, además de bailar.
A continuación el poema sobre la vida y obra de la homenajeada:
Cumple cien años Violeta
Mariella Argüelles
Cumple cien años Violeta
y no como no hay muerto malo
todo Chile lo festeja.
Hoy se pelean el canto
que nunca han escuchado
y el derecho a vecindario
que regala autoridad:
¡Violeta es nuestra,
reflejo de chilenidad!
Pelean tu pasaporte,
pero no tu nacionalidad.
Naciste en otro tiempo,
en otro mundo,
habitante de rincones oscuros,
de una carpa llena de soledad:
unos pocos amigos,
muy escasos compatriotas.
Ahora rasgan vestiduras
y te contemplan con piedad,
tú no la pides, tú no la necesitas.
Vieja fea, desgreñada, comunista,
mala madre, seguirán diciendo
en silencio los que te tragan,
pero aún no te mastican.
La vieja fea no necesita
benevolencia, no la pide
siempre fue ruda de palabra,
obra y acción.
Áspera hasta de mirada,
tierna como gorrión
delicada en la arpillera
sutil y diestra en la guitarra
derecha y certera en la palabra.
¡No te calles, Violeta!
¡No te calles, aunque sigas
siendo tan molesta!
No te calles a ver
si alguna vez logramos oír
las verdades verdaderas
y se nos quita la ceguera
del cerrado corazón.
Ahora, descansa, vieja intensa,
vieja enorme, vieja tremenda,
descansa en el cielo de los sin dios,
en el cielo de los poetas atormentados,
descansa incansable hacedora,
descansa porque aquí
se quedó para siempre
tu dolor, tu guitarra y tu palabra.