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PISA: ¿pueden los profesores promover el aprendizaje mientras los estudiantes hacen uso de dispositivos tecnológicos?

PISA: ¿pueden los profesores promover el aprendizaje mientras los estudiantes hacen uso de dispositivos tecnológicos?

Columna de Jorge Manzi, director de de MIDE UC

Los resultados recién anunciados por la OECD en PISA muestran que en los últimos 4 años ocurrió un importante retroceso a nivel internacional en Matemática, Lectura y Ciencias. Este programa de medición no había observado caídas de esa magnitud en toda su historia. La explicación más obvia es la pandemia, con su extendida interrupción de la experiencia de aprendizaje de los niños en el aula. En un contexto donde la mayoría de los países retroceden fuertemente, Chile mantuvo su desempeño a pesar de la pandemia, lo que no es una mala noticia. De hecho, Chile está hoy más cerca del promedio de la OECD que lo que estaba 4 años atrás, ya que el conjunto de países de la OECD retrocedió 17 puntos en matemática y Chile solo lo hizo en 5. Sin embargo, no hay que conformarse con un acortamiento de la brecha con el promedio internacional solo porque los demás retrocedieron más. Es evidente que debemos aspirar a retomar el progreso en nuestras aulas.

Los resultados del estudio entregan importantes pistas acerca de lo que debemos hacer para avanzar en esa dirección: tenemos que poner todo nuestro empeño en mejorar lo que ocurre en el aula, potenciando el rol del docente y creando las condiciones para que las oportunidades de aprendizaje no se pierdan. En esa dirección hay al menos 2 señales muy relevantes a partir de los resultados recién publicados. Por una parte, se constata que las aulas donde los docentes se preocupan por el aprendizaje de sus estudiantes y que organizan bien la enseñanza tienen mejores logros. Tres cuartas partes de nuestros estudiantes de 15 años (más que en el promedio de la OECD) reconocen el compromiso de sus profesores con el aprendizaje de la matemática. Esto también fue constatado recientemente por la prueba Latinoamericana ERCE, que mostró que las aulas de 3º y 6º básico donde los estudiantes percibían en sus profesores apoyo a su aprendizaje, interés por el bienestar de los alumnos y mejor organización de la clase, tenían mejores logros en matemática, lenguaje y ciencias. De esta manera, se reafirma con fuerza la importancia de los docentes para el aprendizaje de nuestros estudiantes.

Sin embargo, los docentes pueden ver limitado el impacto de sus prácticas de aprendizaje cuando en el aula hay frecuentes interrupciones o disrupciones. Una fuente importante de distracciones son las redes sociales y dispositivos tecnológicos (cuyo financiamiento proviene de la atención que captan), PISA muestra que más de la mitad de nuestros estudiantes de 15 años reconocen distraerse con el uso de recursos digitales o informáticos (en este aspecto Chile se ubica entre los 3 países con mayor grado de distracción entre los 81 países participantes en PISA). La investigación muestra que el proceso de aprendizaje se ve severamente limitado cuando los estudiantes experimentan distracciones o interrupciones frecuentes. En consecuencia, un desafío para los sistemas escolares es aprender a convivir con esas tecnologías, regulando su uso. Si ignoramos la necesidad de esta regulación, no solo le haremos más dura la tarea a los docentes, sino que postergaremos las aspiraciones educativas de nuestro país. No hay un camino fácil ni rápido para el mejoramiento educativo. Pero sabemos que la clave está en el aula, potenciando y apoyando el rol de los docentes.